Maldita Idiosincrasia!

Existe desde tiempos antediluvianos en este pueblo cubano, un par de particularidades que mirándolas bien nos han hecho un daño del carajo. Una la impaciencia, la otra… la jactancia. Yo confieso ante ustedes que he pecado y mucho de la primera, de la segunda… aún más.

El cubano es tan impaciente que no es capaz de mantener un dialogo sosegado. Como es tan jactancioso, siendo ateo es capaz de creerse estar sentado «a la diestra de Dios». Solo hay que escucharnos en reuniones familiares para ver la algarabía manifiesta, sobre todo si es usted un cubano-europeo doquiera que descansen sus huesos, con la excepción de Italia donde se chilla igualmente. Mamma mía! Luego de la autosuficiencia que decir. De ejemplo siempre tengo el recuerdo de aquella estampa de un amigo que viviendo desde 1960 en Miami y habiendo conocido medio mundo, se le plantó en una fiesta de barbacoas y cervezas un cubano que aún no se había sacudido la arena de los pies y le espetó: Miami es el mejor lugar del mundo para vivir! Él, con una paciencia adquirida y desde la tranquilidad que dan la solvencia y los años le preguntó: pero adónde has ido tú? Aquel pichón totalitario le respondió: Yo… aquí Miami.

No se puede ser impaciente y jactancioso a la vez. La mejor actitud para transitar este camino llamado vida, es experimentar y escuchar. Experimentando va usted adquiriendo solvencia en sus criterios y conceptos, escuchando se acostumbra usted a ver en el otro una fuente de soluciones.

El comunismo floreció en Cuba gracias a unos factores que lo hicieron idóneo para su implementación: la insularidad y nuestra idiosincrasia. Ellos supieron leer muy bien y descubrir que un sistema totalitario implantado en un país de arrogantes incapaces más que de escucharse a sí mismos, sería como la locomotora de los hermanos Marx. Recuerdo que de niño fui con mi madre a una marcha donde me pusieron a empujar una gallina rodante, -trabajaba esta en la empresa avícola de Camagüey-, y yo miraba el cartel que decía: «Viva el 1º de Mayo. Si se tiran quedan. EMPA». Nunca olvidare mis dudas que llegaron en medio de la marcha imagino por el cansancio o el calor. Para mí si se tiraban arrasaban, no porque yo tuviese información privilegiada sino porque aquel bravucón era tan jactancioso que decía estar enfrentándose a la potencia armamentística más grande del orbe, y el muy imbécil lo reproducía día sí y otro también.

La oposición al castrismo no está exenta de los mismos defectos que a todos nos adornan. Por justeza decir que para honra de nuestra historia nos opusimos a la bestia desde el inicio. A partir del mismísimo 1959 la oposición al comunismo ha sido una serie de historias concatenadas unas dando lugar a otras pero al final, varias partes de un todo porque todos hemos sido parte. Ah pero no! Para algunos la causa de las libertades de Cuba es patrimonio de… y así jactándose de ello, no miran ni pá los lados en su impaciencia por llegar… a ningún lado.

No hay que saber mucho sobre la situación en que viven y hemos vivido los cubanos para darse cuenta que el castrocomunismo está en descomposición. Y si no se ha desmoronado, es porque solo le falta un empujón que desde cada rincón de Cuba haga caer a una mafia que ya no tiene nada que ofrecerle al pueblo, porque lo que produce la vaca solo da para ellos y guambán. La gente hoy sin libreta, sin dinero y sabiendo que allí van como el cangrejo, no tiene más que plantarse frente al sistema y verán como la casa de paja que edificó el mojón innombrable… se va a volina.

Por una vez escuchen. Dejen a un lado la prepotencia y la autosuficiencia que los embriaga. Los grupos opositores deben entender que es hora de ser fermento o la historia les pasará por encima, pues aunque se crean desde sus atalayas bienintencionadas que están a la diestra de Dios no lo están y si no van más que a estorbar, al menos cállense la boca y dejen concentrarse a los cubanos en la empresa que les está siendo entregada. Salid de una vez a la calle sin más colores que los de la bandera, ni más proyectos que el himno de Perucho y entenderán el valor de la humildad y la solidaridad. Y apúrense, que no les queda mucho tiempo pues ya escuchamos el clamor de las calles: todos a bordo!

«Las torres que en el cielo se creyeron un día cayeron en la humillación, pobre… ilusión», dicen las estrofas de aquella canción que escuchaba de niño en la radio. Espabilen que a los jactanciosos por muy apurados que estén… con frecuencia se les va el tren.

Publicado por Antikomunista

Cubano exiliado por la tiranía castrocomunista que dándome a escoger entre dignidad o esclavitud no me dejó opción alguna. Hoy ciudadano europeo consciente de la pretensión del comunismo en prevalecer disfrazado de epítetos pos modernistas para evitar situarse en el estercolero de la historia humana, estoy aquí con humildad pero determinación a dar mi aporte para su extinción sea en Cuba o allí donde busque la simpatía de quienes desconocen lo terrible de esta ideología.

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