Cuando en 1959 el occiso y mojón en jefe determinó el rumbo hacia la nada comunista, igualmente le fue adjudicada una fecha de caducidad. Mi abuelo y tíos que partieron hacia tierras de libertad, dijeron que era cosa de meses. Al final resultó que los conservantes de la lata eran más buenos de lo que se creían, y la lata ya oliendo a rancio todavía aguanta, aunque ya se sabe que el reciclaje es inminente.
No conviene nunca infravalorar al enemigo, máxime cuando ese enemigo se llama comunismo. Hitler y su legado no sobrevivieron al conflicto mundial, pues según el razonamiento de entonces eran totalitarios y genocidas. Sin embargo el comunismo, mucho más en términos cuantitativos que su par totalitario llegó como potencia imperial hasta 1989. Y aún hoy con el Parlamento Europeo resuelto a condenar a ambos extremos y reconocerlos como tal, en esta España acomplejada y descocada en la que gozo y sufro, todos se escandalizan si sale a la calle una bandera nazi- (algo que ocurre muy raramente)-, y sin embargo cada año los sindicalistas inundan Madrid de banderas rojas de hoz y martillo, y nadie se escandaliza o los llama al orden.
El comunismo estando como está condenado y desenmascarado desaparecerá en algún momento del escenario social global? No lo sé. Mi aspiración es que sí. Las aspiraciones de libertad y derechos están ancladas al modelo democrático, y espero que aunque tarde para mí, los hombres y mujeres del mañana globalmente hablando, expresen un asco global a tan inmunda pretensión ideológica.
Yo me conformaré con asistir a la extinción castrocomunista. Algo que dejaron pendiente nuestros padres y que hoy hemos de conseguir pues están en juego no sólo nuestra vanidad y compromiso familiar, sino el presente de muerte en vida y el futuro hacia la nada, para millones de compatriotas.
Y ganaremos. Lo demanda la historia. Lo claman nuestros miles de muertos. Lo necesita una familia cubana dividida entre dos orillas. En definitiva, lo exige el derecho natural y la justicia social, para un pueblo atrapado entre la desesperanza y una vida de pesadillas.

Por eso la suerte está echada y nos ha salido el As de Oro. Seremos libres, seremos prósperos y seremos dignos porque el comunismo castrista ha llegado al final de su miserable existencia.
Hagan juego señores!
EXCELENTE como acostumbras. Si el castrismo llega a su fin
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