Definitivamente estamos en un tiempo loco. Enero se resiste a avanzar con su característico frío castellano que obliga a manta y estufa. Pero aunque esté bajo noches “undergroung” en esto de la escala Celsius, hay mañanas como hoy en que no sabía dónde meter el abrigo que engañosamente me vendió esta mañana Doña Meteorología.
Lo bueno de la ortodoxia (no hablo de la ortodoncia que es otro cantar), es que ya sabes de qué va y por dónde viene. Por eso me disgusta tanto este Santo Padre montonero. En contraposición tiene ahí usted a eslavos bañándose en gélidas aguas pues cuando toca, toca; y eso no lo cambia ni Dios.
Dice el refrán que por “San Blas las cigüeñas verás”, y sin embargo, la nuestra ya no es el primer ciclo que se nos aparece sacudiendo el polvo del Sahara a mitad de enero aposentandose en su nido para disgusto del mencionado santo, y de todos los otorrinolaringólogos que todavía recuerdan que este buen señor es su patrón y como tal lo veneren.

Además hoy he tenido que hacer una llamada a la compañía telefónica porque me han estado cobrando de más. Me ha salido la musiquita con su melodía desestresante incapaz de desestresarme pues a los 30 minutos he estallado en medio de una tienda. Alguien que por mi lado pasaba me dijo: buen hombre dígale usted que el motivo es un “alta de línea” y verá que no lo demoran. Dicho y hecho lo cual dio como resultado que nada más transcurridos 2 minutos ya me atendían con voz melódica. La frustración de no conseguir una venta, no fue óbice para que la chica no perdiera la amabilidad y encontrase remedio para mi problema. Me despedí amable lamentando en mi interior haber tenido que engañarle, pero así estamos.
Entonces he caído en que vivimos en este tiempo atolondrado entre metainformacion, inforrea, interconexión pero sobre todas las cosas… laxitud.
Hoy todo es una cosa y la contraria. El bien y el mal han cedido su protagonismo a la ambigüedad como consigna, concepto, y manera de desenvolverse pues da igual si es en el terreno de la política, la religión o las relaciones interpersonales propiamente dichas con todas sus subdivisiones: todo es según el color del cristal conque se mira. Algo que ya sabemos por Willy, lo había dicho Campoamor.

Imagino que por esa misma regla hay tantos de mis paisanos exiliados y tantos otros dentro de Cuba oponiéndose al castrocomunismo sin oponerse, mientras la mafia criminal y genocida del PCC para estar a juego dice igualmente que son una cosa hoy y otra mañana pues nadie quiere estar “fuera de onda”.
Por eso he engañado a la máquina de Telefónica. No voy yo a ser el único comemierda que no eche una mentirijilla de vez en cuando. Eso sí, pido la intersección de San Blas para mi absolución a quien he prometido el próximo año darle una patada en el culo a la cigüeña si se aparece antes del 03 de febrero.
Y mientras, seguiré buscando la ortodoxia opositora entre tantos cubanos cagalitrosos que me tientan a babor y a estribor de este barco llamado Libertad.
Como diría Juan Quinquin… ay que ver compay!