Ha culminado la Cumbre de la OTAN. La verdad es que para los tiempos que corren donde y por ejemplo, la primera ministra francesa está pidiendo sea incluido el aborto como derecho fundamental en la Carta Europea, ver a los líderes de la organización atlántica señalar a Rusia sin ambages como la principal amenaza para la paz e identificar a China como un problema por su modelo restrictivo en términos sociales, es verdaderamente un alivio. La guinda? La incorporación finalmente de Suecia y Finlandia al escudo antitotalitario occidental.

Han quedado estampas para enmarcar. El doctor fraude le ha dicho a Biden que Yolanda Díaz ya no es comunista. Esta caricatura que tenemos como presidente de gobierno, la verdad es que no sé qué le pasó por la cabeza cuando todos sabemos, que los norteamericanos sí que hacen caso y tienen en gran estima y respeto, a sus agencias de seguridad. Allí saben hasta los gramos de comunismo que este fantoche cada día expulsa sin quererlo… en sus emolumentos. En fin…

Han habido ridiculos peores. Las protestas de la izquierda comunista y los borregos que ignorantemente la soportan se han manifestado, para vergüenza de la España que no ha perdido la cordura. Estos entes que defienden desde el consumo de aceite de oliva virgen extra, apartamentos en la costa y marisco, mucho marisco un sistema genocida condenado expresamente por la democracia europea, son la indecencia o la ignorancia personificada. Porque no existe otra razón para defender el totalitarismo comunista desde el Estado del Bienestar. Y aún así, la imbecilidad es tan rampante, que hasta banderas multicolores se vieron en la convocatoria.

A mi estas demandas me han recordado a mi abuela. Aquella era cotilla como nadie, aunque se cuidaba mucho de no parecerlo por aquello de la “educación”. Resulta que escuchó a Mario, un vecino que conversaba con otros decir que Bush no quería ni la guerra ni la paz. No pudo resistirse y acercándose le preguntó: y entonces qué es lo que quiere? Aquel, con un vozarrón impertinente que tenía adjudicado por herencia le contestó a todo pulmón: “que se la chup….”.
El insulto le duró meses. Al final comprendió que había sido ella la culpable por su impertinencia y lo perdonó. En este caso, espero que nuestros aliados sepan perdonarnos nuestra impertinencia o nuestra falta de enjundia. Ya saben estos sobradamente, que aquí esto es un reino con 17 reyezuelos, al que le ha sido adjudicado por mandato popular, un tiempo sociocomunista que espero arreglemos en cosa de un año.
O no! A lo mejor lo que realmente le pasa a esta sociedad nuestra es lo mismo que a Bush, que no quiere ni la guerra ni la paz.

Ojo al dato… Y es que sería una faena!