Comercialmente hablando pudiéramos a manera de eslogan, completar el título de esta publicación de cara al “mercado” al que está orientado: Garantía de liberación. Por qué estoy seguro hasta la absolutividad? Porque Cuba está secuestrada por una mafia genocida y criminal que desgobierna desde el totalitarismo comunista, que es como vivir en un estado de indefensión ciudadana permanente.
Hay que decirles a todos los maryflowers europeos que ven horrorizados como los norteamericanos están armados hasta los dientes, que existe una razón básica para explicarlo, se llama segunda enmienda. Para qué diría usted? Pues para garantizar que un hato de burócratas jamás cuestionasen o violentasen la sacrosanta libertad individual, base de cualquier estado verdaderamente libre. Allí jamás impondrán nada, pues para eso los padres fundadores advirtieron a las generaciones que les sucederían: “Siendo necesaria una Milicia bien regulada para la seguridad de un Estado libre, el derecho del pueblo a poseer y portar armas no será infringido” No fueron los únicos. Sin ánimo de aburrir pero para dejar otro ejemplo más al sur, en Ecuador la constitución otorga a la resistencia ciudadana categoría constitucional extra institucional. Es decir, puedes resistirte y al margen del Estado… por supuesto.

Comprendida y aceptada la resistencia como un derecho intrínsecamente vinculado a la dignidad humana, _pues su limitación limita la autodeterminación de un ciudadano frente a un sistema como en el régimen totalitario cubano_, vayámonos directamente a la vertiente del boicot o sabotaje como expresión de la misma y que bajo la nomenclatura de lucha no violenta, está pidiendo a gritos ser implementada desde el Cabo de San Antonio a la Punta de Maisi.
Y tanto que sí. Los cubanos hemos saboteado desde antes de serlo. Está en nuestra naturaleza insular. Lo hacíamos cuando desviábamos el tabaco o el azúcar. Un día nos cansamos de las escaramuzas y fuimos a por la mayor. Así desde 1868 y hasta que alumbró la República, nos mantuvimos más o menos centrados y arremolinados alrededor del interés de todos. No terminó allí. A pesar de la ascendencia de los bravos patricios que gobernaron a Cuba hasta Machado nos resistimos a todos, y saboteamos con revueltas de todos los colores y huelgas a unos y otros a pesar de que estábamos en primeras posiciones del ranking iberoamericano.
Por eso cuando nos robaron el sueño del 40 y un advenedizo malintencionado nos engatusó con cantos de sirena, nos lanzamos a secundarlo en los pueblos de toda la geografía nacional. Y pusimos bombas, tiramos cadenas e incendiamos por aquí y por allá con la intención de colaborar, convencidos de que un esfuerzo compartido acortaría el sufrimiento nacional.

Y entonces sucedió algo que había sido planificado en tierras esteparias, y concebido para desnaturalizarnos. Nos dividieron, etiquetaron, y distribuyeron en espacios estancos con el único propósito de controlar esa natural rebeldía. Esa propensión al desorden y la naturalidad para vivir la libertad por encima de todo,_ pues el sol y la brisa suficientes elementos para mantenernos indiferentes frente a uniformidades_, fueron intervenidas junto a tantas otras cosas que hoy, aún no hemos contabilizado.
Hoy de la rebeldía solo queda una fecha que no todos recuerdan. El 11/07 hubo un ronroneo que se ha mantiene hasta hoy, pero urge dado el estado lamentable de la realidad de los cubanos, que el motor social se ponga en marcha. Y para eso, para recuperar la cubania que es lo mismo que recuperar la gallardía, el hábito de resistirse y la inconformidad con todo lo que no nos deja reírnos, debemos acelerar el proceso.

Y que mejor catalizador social, que asumir el sabotaje como acto personal e incuestionable y manifestación de nuestras ganas de reír, de comer, de viajar o simplemente de respirar libremente.
Saboteadores del consumo indecente del material audiovisual y desinformativo gubernamental que han emitido solo para hipnotizarte. Saboteadores de la actitud desconfiada e individualista que han sembrado solo para controlarte. Saboteadores de plazas, marchas y movilizaciones que han convocado solo para entretenerte y mantener a la comunidad internacional sin argumentos para solidarizarse.
Y por supuesto, saboteadores de fábricas, campos, transportes, inmuebles, espacios públicos y todo lo que con una simple patada, piedra o acción física diversa pueda dañar a quien mientras respire seguirá asfixiándote.
Materiales? Utiliza el ingenio pero combustible o incombustible, comestible o incomestible, más o menos denso, dúctil y cualquier otra propiedad que pudiera describirlo que al final sirva a la intención de inutilizar, lo que te utiliza solo en beneficio de una banda criminal.
Aquí bien vale aquel reto que asumíamos de niños: “maricon el último”. Aunque pensándolo bien y adaptándolo a este tiempo de cadenas y oprobiosa existencia que busca un final “a la cubana”, pudiéramos decir (y perdónenme la expresión): “singao el último”

Así que arriba, candela al jarro hasta que se desfonde!
Sabotaje, SA; Libertad garantizada 🇨🇺
Libertad para el pueblo de cuba
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