Retórica y praxis… o viceversa.

Hoy la musa se ha quedado dormida así que tengo que apechugar. Es igual. Estoy acostumbrado a sacarle lasca a lo que sea y esta vez no será diferente. A fin de cuentas lo mío es igualmente retórico, y eso no es difícil cuando quieres dejar una crónica que retrate este tiempo loco de indefensión ciudadana. Para difícil lo que decía mi vecina Clara Figueredo a la hora de definir un verdadero reto… “peor es cagar en una botella y limpiarse con un serrucho”. Vaya por Dios!

Hablaba con un colega a raíz del tiempo que se nos avecina: las elecciones. El detonante? Mirábamos las noticias y declaraciones del cínico de La Moncloa en relación al Presidente de Ferrovial al que con todo desparpajo, le ha cuestionado su condición de patriota. De verdad? Si no fuera por lo indecente de las declaraciones serviría para una peli de Berlanga de esas de “puedo prometer y prometo…”. Entonces llegamos al valor de la retórica frente a la praxis política… y viceversa.

La incongruencia e incoherencia política capea no solo por este reino nuestro, sino por toda la geografía mundial salvo honrosas excepciones. Usted puede intuir cuando busca el ranking de países democráticamente avanzados que detrás de esos indicadores hay una relación directa y causal en la relación entre retórica y praxis o lo que es lo mismo, entre la armonía de lo que sus dirigentes políticos e instituciones dicen… y hacen.

Resulta frustrante ver venir a un tipejo como Sánchez con su sonrisa falsa y su porte ignorante de “rey desnudo” a intentar tupirnos con sus monsergas y maquinaciones. Verdaderamente a estas alturas no se lo creen ni en Moncloa y lo frustrante es no poderle tener cerca cuando pone una de sus caras de cínico, para aunque sea decirle el ridículo que está haciendo.

Ya sé que al caballo solo puedes llevarlo hasta el río. Si bebe agua o no ya es cosa del jamelgo, pero os aseguro que tengo una experiencia de lo que es decir una cosa y hacer otra en política y no termina bien. En Cuba pasaron de expulsar a “maricones, religiosos, y cornudos” del PCC, y hoy están pidiendo afiliaciones hasta en los prostíbulos y ni allí les toman en serio. Es lo que tiene la incoherencia.

Estaría bien que en política hubiese una especie de decálogo de buenas prácticas de obligado cumplimiento. Eso o un test psicometrico. Estoy seguro de que muchos no lo pasarían, y nos hubiéramos ahorrado muchos disgustos y sobretodo… mucha pasta. Cada vez que pienso en los millones de euros puestos a ser administrados en manos de inútiles como los lerdos que pueblan este gobierno, y me entran ganas de una “segunda enmienda”.

Esperemos no tener que llegar a estos niveles de civismo porque significaría el nacimiento de un nuevo marco de convivencia, y ya sabemos lo doloroso que resultan los partos.

Eso sí… ojo avizor!