Certificado de autenticidad.

Sabiendo que la determinación de los cubanos a exterminar la tiranía castrocomunista ya arrancó para no detenerse hasta la meta de libertad y dignidad que les aguarda, aquí dejo para quienes dudaron o dudan de las intenciones del régimen o su predisposición a modificar su naturaleza genocida que algunos pretenden abordar desde la tibieza o la buena intención, unos datos irrefutables sobre la necesidad de aniquilarlos.

De todas formas se los resumo: por pedir libertad y un país donde poder vivir en paz y prosperidad la cifra a día de hoy de detenidos/ desaparecidos/ ejecutados sobrepasan los 500.

No hay opción ni descanso. La palabra de orden: extinción.

Viva Cuba libre!🇨🇺

https://docs.google.com/spreadsheets/d/1-38omFpJdDiKTSBoUOg19tv2nJxtNRS3-2HfVUUwtSw/htmlview#gid=0

El valor de la honestidad.

Es este un tiempo para mí, básicamente doloroso. Lo digo porque mirando los valores que adornan a esta sociedad pos modernista y con mis hijos a las puertas del camino, la meta se me antoja que va a hacérseles lejísima. Lo digo yo, que ahora ya con la media rueda recorrida es que comienzan a disiparse mis brumas.

De las molestias que me escuecen en este mundo laxo de hoy, hay unas más pruriginosas que otras. Una de las que me hace darme más uña es esa dichosa manía de querer ser «políticamente correctos». Ahí se escudan unos y otros para dejar de hacer lo que hay que hacer siempre ante cualquier problema, y que ha sido mi manera de vivir desde siempre: rebelarme ante un status quo incómodo. Pero claro, para eso lo primero es ser honesto con uno mismo que es la única garantía de serlo ante los demás.

Y honestamente hablando en relación a Cuba debo decir algunas realidades. Incómodas sí, pero necesarias si se quiere remediar la cosa. No puedo evitarlo. Lo tengo comprobado después de casi 30 años de matasanos: para una buena cura, lo primero es hacer un buen diagnóstico. Y en este caso vámonos a un par de precisiones.

El PCC que son quienes desgobiernan en Cuba desde siempre, no son un partido político. Solo son una banda de degenerados que se confabularon para enriquecerse a costa del empobrecimiento del pueblo cubano. Así en la medida que en el tiempo y sus propias ineficiencias fueron menguando la capacidad de Cuba para producir riqueza, el estado miserable de la población no ha hecho más que acentuarse de manera directa y proporcional en que se ha enriquecido esta horda de hijoputas, porque nunca han estado dispuestos a repartir su parte ni aunque se trate de una cuestión de vida o muerte. Como la actual situación que se vive en Cuba. Y es que estos por la porción de poder que administra cada cual… matan.

La sociedad cubana se ha rebelado desde los mismísimos inicios. Siempre en minoría pero es algo que nos honra, porque en esos pocos ya Martí había explicado que iba contenida la dignidad humana. Y sí, es cierto que en esa continuidad hay algo de hermoso y dignificador. Pero honestamente los cubanos dentro a excepción de algunos momentos puntuales como el Maleconazo, ( que le hizo sacar el culo de su palacio ) no le hemos hecho verdadera oposición al castrismo desde tiempos del Escambray. Hoy estamos viviendo un tiempo de opositores sin oposición, dedicados fundamentalmente a la contabilidad de reprimidos que para mayor dolor, nadie conoce más allá de la linde de su barriada.

Fuera la cosa no pinta mejor. Un exilio histórico que salvo excepciones, no ha sido capaz de aprovechar la libertad de estar fuera para conspirar de manera efectiva contra el castrismo ( Posada ya no está ) y hacer un frente común ( Mas Canosa tampoco ) que con independencia de los modos en que han establecido su sostenibilidad económica, no hayan presentado un modelo «made in Cuba» de cara a incidir y definir proyectos y políticas dentro de la isla. Eso a pesar de que solo el PIB del exilio floridano es casi tanto como el del país. Pero claro si honestamente tenemos a millones de hipócritas vacacionando en Cuba y afirmando que sus motivaciones para estar donde están son económicas, van dando la espalda a un compromiso verdadero por la libertad de su patria. Y pasa lo que pasa: mucho ruido y pocas nueces.

Hay cosas buenas por supuesto. El futuro.

Porque sigo apostando primero por la extinción del comunismo castrista. Y mi apuesta no es la de quienes quieren «modernizar el Estado», ni de quienes quieren hacer de Cuba una estrella más en la constelación americana. La mía, la de muchos dentro y fuera sigue siendo honestamente hablando que los cubanos dentro tomen el toro por los cuernos y entiendan de una vez que son ellos los únicos que pueden terminar con la pesadilla, y que para eso no hace falta más que salir a las calles de Cuba a reclamar lo que sea… lo que sea que termine de una vez con estas seis décadas de oprobiosa dictadura.

Y luego pónganse como se pongan, sepan que de aquí no me mueve ni Dios.

Hágase la luz!

Recuerdo la primera vez que leí sobre la muerte de Carlos Manuel. Por aquél entonces con una juventud por domesticar lo primero que me invadió fue un sentimiento de frustración por descubrir en nuestro antropológico sinsentido de la egolatría, uno de nuestros peores talones. Aquel que tuvo la osadía de levantarse primero y que sacrificó con generosidad sus acomodos a la causa común no se mereció morir en la manigua intentando escapar de sus captores sin siquiera pasaporte. Una vergüenza.

Es así. Lo descubriría con los años cuando en una decisión sopesada y desprovista de cualquier intención o aspiración personal me involucré en la causa de quienes nada tienen ni nada esperan. Y aunque perdí la ingenuidad propia de los iniciados nada más doblar la esquina, mi determinación se mantiene incólume a pesar de que me han zurrado a diestra y siniestra estos, aquellos, y los de más allá.

Pero lo peor es el silencio. Ya se sabe que la capacidad y la inteligencia cotizan a la baja. Es esta una pos modernidad pletórica de burros con altavoces instruidos por Alexa y Siri que van despotricando y dando sentencias inconclusas que no aguantarían un razonamiento básico, pero que estos defienden a capa y espada, excepto cuando se tropiezan con quienes desde la mesura y la reflexión los invitan a debatir o comulgar, hacen lo que siempre han hecho estos personajes: ignorar. Y con la ignorancia, -y valga la redundancia-, llega el silencio.

Ya son años de insistir humildemente a la confluencia. Cuba no puede darse el lujo de perder una oportunidad histórica en la que el mundo civilizado por un lado, y las condiciones socioeconómicas por otro producto de seis décadas de desgobierno corrupto y comunista, han llevado a los cubanos al final de un camino sin puertas ni ventanas. Quienes quieren liderazgos tendrán que liderar o como siempre digo, el tiempo pondrá a cada uno en su sitio. Solo pasa que a los cubanos de a pie se les acaba y no pueden esperar que aquellos hagan lo que desde hace 31 años están diciendo que van a hacer.

Ser opositor significa oponerse. Eso es una verdad de Perogrullo y aun así, convendremos que si el acto de oponerse no modifica la realidad a la que nos oponemos, entonces no tiene mucho sentido la cosa. Por eso después de décadas, convendría que reconociésemos nuestra incapacidad (como opositores) para cambiar las cosas, y miremos a quienes sí pueden hacerlo: esos millones de cubanos que buscan instintivamente una salida.

Pero claro, si aquellos a quienes han condicionado a una supervivencia diaria, al mirar ven a unos pidiendo pluralismo y a otros exigiendo el fin de la represión o leyes para un sector, pasará lo que pasa siempre: personas que asisten con curiosidad y falta de empatías a la escena represiva o contestataria para luego seguir su camino hacia ninguna parte.

Llegó el momento de que quienes vayan a salir a protestar no pidan por ellos, por esto o aquello siempre relacionado con su calvario opositor o sus intereses parciales. Eso al pueblo cubano no le va a interesar. No es por maldad o falta de capacidad para hacer el bien, sencillamente porque tienen urgencias mayores.

Quieren sacar un cartel? Escriban: Tenemos hambre! Queremos leche para nuestros hijos! Queremos salarios dignos! Queremos tiendas con género!

Cuando los «opositores» en Cuba entiendan que si han elegido el camino del sacrificio, este contempla renunciar a tus problemas para asumir el de los demás,- algo básico-, y se lancen a las calles de Cuba pidiendo lo que a todos afecta, entonces comenzará la catálisis.

Tomen nota. Da igual si luego hacen como han hecho hasta ahora y me siguen ignorando o silenciando. Yo trabajo para vosotros aunque ustedes no lo entiendan. No es un problema que puedan controlar o modificar. Es parte de mi sacrificio, algo que hago en nombre de quienes no pueden decirles estas cosas. Nada cambiará ni mermará mi compromiso hasta verlos libres… a ellos y a ustedes también.

Dejen de hacer el tonto. La luz se ha hecho para iluminar y pretender ocultar a quienes podemos llevar luz, quienes están atrapados entre tantas tinieblas no es que sea de necios, es de mala gente.

Martí no debió de morir ay de morir…

CONDICIONES O CONVICCIONES?

Un compatriota dentro de la Cuba secuestrada entre la desinformación y la coacción comunista me ha pedido escribiese sobre las condiciones que se dan para lograr el cambio. “Habla de las condiciones objetivas y subjetivas”, me dijo en clara referencia a lo que desde el sistema educativo cubano les sigue influenciando por culpa del adoctrinamiento ideológico. Y es que la frasecita tiene tela: la podías escuchar lo mismo en las clases de marxismo, que en boca del cagandante en jefe cuando le daba por teorizar en sus diatribas interminables desde cualquier púlpito.

Y claro el lenguaje es expresión de la moral y las costumbres. De ahí que los cubanos dentro utilizarán aunque sea para llevar la contraria, los mismos conceptos aprendidos a la fuerza. Juro que si no fuese por la seriedad del compromiso que les sé me hubiese puesto a corregirles. Pero no hay tiempo. No con la convocatoria de la manifestación nuestro Día de la Independencia en ciernes.

Así que voy a complacerles. Solo con la esperanza de hablar el mismo lenguaje intentaré explicarles de las condiciones objetivas y subjetivas de la Cuba de hoy, desde la convicción de que asistimos al entierro de un muerto que lleva ya un tiempo en el depósito, y solo está esperando que lo entierren.

Las condiciones objetivas? Bueno hay varias y todas harto dolorosas para ellos mismos, y para quienes nos duele Cuba. Un país donde la higiene y salubridad brillan por su ausencia. Donde la sarna, el dengue o el Covid no son comparables con la subnutrición de millones, que han visto reducir la talla de las generaciones cada vez más esmirriadas gracias a una alimentación carente de los elementales nutrientes a una población infantil a quienes desde hace años, les quitan el litro de leche cuando más lo necesitan.

Objetividad la de millones de cubanos corriendo cada día para intentar llegar al final de este con un trozo de pan o un hueso blanco como premio, mientras una élite reducida de menos de una veintena de malnacidos que se han enriquecido hasta más allá de lo indecente, solo les permiten gritar patria o muerte. Por no hablar de la objetividad de unas tiendas en dólares que no puedes tocar por culpa de unos productos con precios triplicados que están fuera del alcance de los cubanos pensionistas, campesinos y gente humilde que ha retrocedido al paleolítico en términos de calidad de vida. Objetivamente, quienes necesiten más condiciones solo tienen que desandar por carreteras inservibles, confirmar las cárceles abarrotadas, visitar hospitales inoperantes, asilos de ancianos horripilantes y una falta de color que ha desdibujado ciudades y sonrisas por igual.

Y hablando de sonrisas, vayámonos a la subjetividad del asunto.

Subjetiva es la percepción de muchos, – cada vez más por suerte-, de que el cuento comunista ha sido una gran estafa. Esta subjetividad no lo es tanto, como sí lo es el hecho de que son cada ves menos del lado oscuro, aunque objetivamente parezcan muchos. Ya está demostrado que militares y cuerpos policiales llegado el momento se echarán a un lado. Subjetiva es la creencia de un exilio caminando a pazo forzado sí, pero irremediablemente a la unidad de acción y masificación en términos presenciales, algo que infunde e influye subjetivamente en los de dentro la idea de que no están solos y eso ayuda claro. Por supuesto no olvidemos la inapreciable subjetividad que produce informarse a través de los disimiles canales imposibles de censurar, que tienen como resultado el divorcio de las nuevas generaciones en términos ideológicos con el politburó. Pero para mí la mayor subjetividad, es ver crecer el número de cubanos manifestándose contra los abusos y las carestías de cada día porque una subjetividad como esa dará un día con la mejor de las objetividades: la caída del comunismo por un levantamiento popular.

No lo digo yo. No es cuestión de condiciones sino convicciones nacidas de un par de premisas. El comunismo nunca funcionará, y ahí está la historia del bloque bolchevique para demostrarlo. Si te quieren marear con China no les creas. Objetivamente nos faltan mil doscientos millones de cubanos para escapar por ahí.

La convicción de que las condiciones en Cuba están a favor de un cambio son irrefutables. Si bien el comunismo solo funciona en las mentes manipuladas de quienes nada tienen, es algo tan subjetivo como que ellos mismos objetivamente, son los responsables del cambio.

El 20 de Mayo hay que marcar en las calles el inicio del fin del castrismo demostrándoles a los cubanos que protestar es objetivamente posible, como lo es el hecho que no hay celdas para tantos. Es verdad que tienen que creerlo, algo susceptible de subjetivar. Lo bueno es que objetivamente para asumirlo, solo tienen que mirar alrededor.

Convicciones, condiciones que más da. El próximo 20/05 todos al Malecón.

Inmorales y moralistas. El próximo 20/05 todos al Malecón!

A propósito de haber recibido la llamada de auxilio de unos cubanos dentro de Cuba que quieren manifestarse el próximo 20 de Mayo en El Malecón de La Habana y después de asegurarles que haré todo lo que esté a mi alcance por ayudarles a publicitar lo único que puede cambiar el curso hacia la nada en el que de momento y desde hace 62 años navegan los cubanos, algunas serpientes manzana en mano han comenzado a intentar que dude. La razón esgrimida ha sido la dudosa «moralidad» de algunos de los involucrados.

Desde que escuché al gran Jorge Negrete cantarla por primera vez quise ser como él. No como el artista porque nunca he tenido alma de bufón, sino como el personaje que fue borracho, parrandero y jugador. Juan Charrasqueado.

La moralidad nunca me interesó mucho. Es como las putas que por dinero hará lo que le pidas. La de este mundo pos moderno por ejemplo si la comparas con la del siglo XIX es como comparar a un chino con un africano. Ya si nos vamos a la de la edad media, es como comparar un humano con un marciano. Va con su tiempo y es reversible como una chaqueta. Es la razón para por ejemplo hoy, escuches a un comunista como el zarrapastroso Vice Presidente Iglesias dando lecciones de moralidad decir que es progresista. A todas luces una inmoralidad.

Pero vayamos a lo que nos interesa, la moral cubana. Esa que me han dicho tenga mucho cuidado de no apoyar en la manifestación de Mayo 20, no vaya a ser… Lo primero decir que en términos de oposición en mi opinión todos los cubanos que se oponen de una u otra manera al castrocomunismo son útiles, por muy inútiles que a veces parezcan. Yo aspirando no solo a ser útil sino determinante en la historia de nuestra liberación, tengo preferencias en función de mis posiciones que siempre dejan a un lado la «moralidad» de la que me han hablado. Para mí en lo particular hay otras moralidades mucho más difíciles de aceptar y las aceptaría si a pesar de todo, estos decidieran acompañarnos al segundo «Maleconazo».

Porque para inmoralidad, la de más de 10 millones de cubanos que tienen puesta una careta frente al comunismo heredada de sus padres y que visto lo visto, aspiran a legársela a sus hijos aunque ya ni siquiera la libreta de racionamiento puedan pasarles. O por ejemplo, para inmoralidad que estemos a 30 años de la caída del Muro y no hayamos sido capaces de ponernos de acuerdo para terminar la indecencia que nos desgobierna. Y ya no digo nada de lideres opositores encerrados en castillos de cristal o de los otros comprados por dinero ajeno que son incapaces de tener voz propia y dicen llamarse patriotas. Ni que decir de los exiliados que ni se reconocen y regresan y regresan alegando razones varias solo para tranquilizar a una conciencia, que grita nada más entregan el pasaporte al perro de inmigración que les hace bajar la cabeza.

No pierdan su tiempo conmigo señores de la DSE. Estoy determinado a cooperar en vuestra extinción y para ello caminaré al lado de cojos, ciegos, putas, maricones, borrachos y castristas arrepentidos, si todos ellos están convencidos de la inutilidad y toxicidad del comunismo. La moralidad, la única que me interesa es la de quienes con virtudes y defectos con aciertos y errores estén convencidos, que más allá de todo existe una cosa llamada interés general y antepongan sus motivaciones personales al sufrimiento de todos los cubanos. Créanme, la absolución pasa por la entrega y si no me creen, miren al ladrón en la Cruz.

Y los «puristas»? Esos adalides de la virtud y la moral que imagino que también queden después de seis décadas de destrucción de todo lo bueno que habitaba en nosotros? Acaso vamos a rechazarlos?

Nunca! Estos serán los que con más facilidad entenderán el valor del sacrificio y marcharán aunque para ello tengan que embarrarse un poco. Al fin y al cabo en Cuba como dice la canción, el que no tiene de Congo tiene de Carabalí. Así que no lo olviden, solo saldremos del despropósito que nos tiene en este estado innombrable si cooperamos todos por un fin común: un país de libertad, derechos y dignidad humana.

Así que ya saben. Santos y pecadores, este próximo 20 de Mayo… todos al Malecón.

#LevantamientoPopular

Maldita Idiosincrasia!

Existe desde tiempos antediluvianos en este pueblo cubano, un par de particularidades que mirándolas bien nos han hecho un daño del carajo. Una la impaciencia, la otra… la jactancia. Yo confieso ante ustedes que he pecado y mucho de la primera, de la segunda… aún más.

El cubano es tan impaciente que no es capaz de mantener un dialogo sosegado. Como es tan jactancioso, siendo ateo es capaz de creerse estar sentado «a la diestra de Dios». Solo hay que escucharnos en reuniones familiares para ver la algarabía manifiesta, sobre todo si es usted un cubano-europeo doquiera que descansen sus huesos, con la excepción de Italia donde se chilla igualmente. Mamma mía! Luego de la autosuficiencia que decir. De ejemplo siempre tengo el recuerdo de aquella estampa de un amigo que viviendo desde 1960 en Miami y habiendo conocido medio mundo, se le plantó en una fiesta de barbacoas y cervezas un cubano que aún no se había sacudido la arena de los pies y le espetó: Miami es el mejor lugar del mundo para vivir! Él, con una paciencia adquirida y desde la tranquilidad que dan la solvencia y los años le preguntó: pero adónde has ido tú? Aquel pichón totalitario le respondió: Yo… aquí Miami.

No se puede ser impaciente y jactancioso a la vez. La mejor actitud para transitar este camino llamado vida, es experimentar y escuchar. Experimentando va usted adquiriendo solvencia en sus criterios y conceptos, escuchando se acostumbra usted a ver en el otro una fuente de soluciones.

El comunismo floreció en Cuba gracias a unos factores que lo hicieron idóneo para su implementación: la insularidad y nuestra idiosincrasia. Ellos supieron leer muy bien y descubrir que un sistema totalitario implantado en un país de arrogantes incapaces más que de escucharse a sí mismos, sería como la locomotora de los hermanos Marx. Recuerdo que de niño fui con mi madre a una marcha donde me pusieron a empujar una gallina rodante, -trabajaba esta en la empresa avícola de Camagüey-, y yo miraba el cartel que decía: «Viva el 1º de Mayo. Si se tiran quedan. EMPA». Nunca olvidare mis dudas que llegaron en medio de la marcha imagino por el cansancio o el calor. Para mí si se tiraban arrasaban, no porque yo tuviese información privilegiada sino porque aquel bravucón era tan jactancioso que decía estar enfrentándose a la potencia armamentística más grande del orbe, y el muy imbécil lo reproducía día sí y otro también.

La oposición al castrismo no está exenta de los mismos defectos que a todos nos adornan. Por justeza decir que para honra de nuestra historia nos opusimos a la bestia desde el inicio. A partir del mismísimo 1959 la oposición al comunismo ha sido una serie de historias concatenadas unas dando lugar a otras pero al final, varias partes de un todo porque todos hemos sido parte. Ah pero no! Para algunos la causa de las libertades de Cuba es patrimonio de… y así jactándose de ello, no miran ni pá los lados en su impaciencia por llegar… a ningún lado.

No hay que saber mucho sobre la situación en que viven y hemos vivido los cubanos para darse cuenta que el castrocomunismo está en descomposición. Y si no se ha desmoronado, es porque solo le falta un empujón que desde cada rincón de Cuba haga caer a una mafia que ya no tiene nada que ofrecerle al pueblo, porque lo que produce la vaca solo da para ellos y guambán. La gente hoy sin libreta, sin dinero y sabiendo que allí van como el cangrejo, no tiene más que plantarse frente al sistema y verán como la casa de paja que edificó el mojón innombrable… se va a volina.

Por una vez escuchen. Dejen a un lado la prepotencia y la autosuficiencia que los embriaga. Los grupos opositores deben entender que es hora de ser fermento o la historia les pasará por encima, pues aunque se crean desde sus atalayas bienintencionadas que están a la diestra de Dios no lo están y si no van más que a estorbar, al menos cállense la boca y dejen concentrarse a los cubanos en la empresa que les está siendo entregada. Salid de una vez a la calle sin más colores que los de la bandera, ni más proyectos que el himno de Perucho y entenderán el valor de la humildad y la solidaridad. Y apúrense, que no les queda mucho tiempo pues ya escuchamos el clamor de las calles: todos a bordo!

«Las torres que en el cielo se creyeron un día cayeron en la humillación, pobre… ilusión», dicen las estrofas de aquella canción que escuchaba de niño en la radio. Espabilen que a los jactanciosos por muy apurados que estén… con frecuencia se les va el tren.

Entre recuerdos, anhelos y la obsesión por una fecha.

Abajo Machado! Con este slogan sin pretensión de serlo los cubanos en 1933 sacamos a Gerardo Machado de la silla presidencial. Decir para no ser desagradecido, que hizo mucho por los cubanos. El Capitolio y la carretera central hoy todavía en pie llevan su sello. Pero para 1933 ya las cárceles estaban llenas de presos políticos y aquello no aguantaba más. Tanto que se fue a ver a los comunistas para legalizarlos como partido y aquellos raudos y veloces como corresponde a una ideología oportunista, intentarían sin éxito desmontar la huelga que puso fin a la era Machado. Entonces éramos subdesarrollados, desordenados y todo lo que usted quiera en términos democráticos, pero el temple mambí vivía en nuestro adn social.

Para cuando la mafia castrista se cargó la Constitución de 1940 sustituyéndola por la infame del 76, ya los cubanos estábamos atrapados en la segmentación social que bajo la dirección del PCC y desde la vigilancia de la DSE se dieron a la tarea de castrar al pueblo cubano, desde un concepto que introdujeron en la conciencia colectiva para que nosotros mismos nos autocontrolásemos: siempre hay un ojo que te ve. Así, los cubanos aprendimos a desconfiar los unos de los otros porque aquel que viene, «es de la seguridad».

Con la desconfianza instalada al estilo de Hitler, los cubanos nos cerramos a la comunión, a la colaboración o al simple intercambio de criterios si aquellos a debatir eran dispares. Así fue como sin pretenderlo, nos pusimos una «careta» asumiendo la doble moral que es el mayor patrimonio castrocomunista porque está en su esencia ideológica: Creer en todo y en nada siempre y cuando esté al servicio de su propia existencia.

La errónea creencia de que unos pocos cientos pueden mantener controlados a millones hay que desmontarla en la mente del cubano. Hoy cuando las colas son eternas por acceder a un trozo de pan en una carrera diaria hacia la nada, porque al final del día eso es lo que tienen: nada. Y por qué? Simple. Con la barriga vacía no se puede pensar. O sí?

Dicen que en tiempos de Machado los perros se amarraban con longanizas… y no se la comían. Aún así le hicimos una huelga general y nos lanzamos a la calle en tromba por haberse atribuido lo que no le correspondía: la voluntad popular. Aquella consagrada un 20 de Mayo de 1902 con el nacimiento de un país democrático.

Machado huyó de Cuba el 12 de Agosto del 33. Ese año la celebración del Día de la República no fue oficial pero sí oficiosa, pues la fuente de la que emanaron los poderes para realizarla no podía ser más legítima: el deseo de los cubanos de salir de un tirano. Y lo celebramos en cada plaza, en las calles de toda Cuba.

Y a propósito del 20 de Mayo, resulta que esa fecha patria de celebración que el castrismo sustituyó por la fecha luctuosa del 26 de Julio algunos cubanos que aspiramos a una Cuba democrática, estamos empeñados en recuperarla. Y mira tú lo que son las cosas, he recibido un mensaje de colaboración para este 20/05 todos los cubanos que quieran o tengan algo que decirle al desgobierno comunista se den cita en el Malecón de La Habana a las 10:00. Quién lo firma? Es curioso: Fuente Ovejuna.

No tengo pasaporte cubano y no me dejarían entrar más allá de la zona franca del aeropuerto exceptuando que fuese para llevarme a «Villa Marista». Y aún así ahí estaré. Porque es imposible que alguien me convenza de que un levantamiento popular sea de la magnitud que sea, no es algo bueno en términos cívicos para un pueblo de castrados que le urge recuperar sus esencias.

De niño siempre escuché a los viejos decir que el castrismo era el peor de los gobiernos y eso que aquellos lo decían en tiempos del CAME. Hoy con una miseria absoluta, sin longanizas para amarrar y ni siquiera perros para comérselos no hay razón sobre este mundo, que impida a los cubanos el levantarse contra quienes les ofrecen hambre, penurias, y desolación. Y si te da por pensar que es imposible porque siempre habrá uno de la «seguridad», olvídate. En Cuba la única seguridad de que el comunismo esté donde está, es la que te han metido en tú cabeza para que no hagas nada.

Arriba cubano! Este 20/05 todos al Malecón.

Fábrica de necios.

Dijo aquel filósofo alemán nombrado Immanuel en uno de sus aforismos: «el sabio puede cambiar de opinión, el necio nunca». Los cubanos teníamos un refrán mucho más acorde con nuestra desenfadada manera de decir las cosas: rectificar es de sabios. Pero fuese como fuera que queramos explicarlo al final hay una máxima, y es que el hombre tiene en su naturaleza algo instintivo que le impulsa a mejorarse, a auto-reciclarse en función de su aspiración de trascendencia.

La mafia castrista supo desde siempre, desde que escogió para nosotros el sistema estalinista de los soviets que necesitaba anular ese instinto de superación. Pero cómo hacerlo si eso es algo natural que nos ha sembrado Dios en el alma e imposible de anular? Muy fácil. Se convirtieron en los únicos suministradores y con una libreta de racionamiento como símbolo de los nuevos tiempos, nos impusieron una vida de estrecheces para que el instinto que prevaleciera sobre todos los instintos, fuese el de supervivencia.

Se sirvieron para ello de todos aquellos miserables que indignamente se alinearon contra los que ellos mismos llamaron «humildes de la patria» en un maquiavélico plan en el que administrando pequeñas dosis de anestesia condicionaron el comportamiento social de los cubanos. Fueron años de mensajes por tierra mar y aire no solo de Granma y compañía, sino de una UNEAC hecha a la medida de los deseos del emperador mojón para que al final se cumpliesen los versos del «poeta nacional» cuando dijo que los cubanos iban a tener lo que tenían que tener dijo, -imagino refiriéndose al hambre-. Pero hubo muchos serviles, muchísimos como el Silvio que cual flautista guiando a todos al matadero nos cantaba cuando ya el Muro de Berlín era escombros «yo quiero seguir jugando a lo perdido, yo quiero ser a la zurda más que diestro». Manda huevos!

Y Cuba casi en su totalidad la tarareaba mientras enfáticamente esgrimíamos con rabia y sin saber porqué, «allá Dios que será Divino yo me muero como viví».

Ya he llegado a la media rueda y cada vez me resulta más difícil tolerar la necedad. Y es que no hay nada peor que un ignorante parapetado en su ignorancia. Pero lo que en un individuo es relativamente fácil de manejar, cuando la necedad es asumida a nivel social resulta una empresa complicadísima que muchas veces lleva a la frustración y dejación a quienes en ella se embarcan. De ahí que muchos cubanos que deciden denunciar al castrocomunismo y se enrolan en proyectos disímiles terminen abandonando sus afanes y regresando a la vida contemplativa.

Me fue difícil en lo personal asimilar aquella fotografía de unos habaneros bailando en medio del huracán con el agua hasta la cintura mientras se les caía el solar encima. Es cierto que en toda persona lo reconozca o lo niegue habita la chispa Divina y con ella la posibilidad de salvación que es lo mismo que aspirar a trascender. Pero igualmente es cierto que después de seis décadas de manipulación y coacción, desde un plan premeditadamente elaborado para la intrascendencia de quienes convirtieron en «masa» en favor de la tra$cendencia de unos pocos, y que gracias a todo lo esquilmado al pueblo cubano tienen a sus familias a$eguradas hasta la quinta generación, es doloroso y me produce un gran pesar que me impide censurarlos.

Pueblo necio por omisión que entregó su voz y algún órgano más a quienes los han utilizado solo para sus propios fines, hoy sin libreta de racionamiento, sin dinero y sin comida, les exigen que sigan gritando «socialismo o muerte».

Los cubanos hoy están llamados a levantarse y reclamar que les devuelvan la voz. Porque el pastel debe alcanzar para todos o no hay pastel que valga. Es eso o seguir tarareando a la rata Rodríguez hasta el final: «yo me muero como viví».

Rectificar es de sabios!

Cuentacuentista Cubano, el valor de emprender en Cuba.

Según el desgobierno de la mafia criminal conocida como PCC, se ha regulado lo que ellos llaman «actividad cuentapropista» en la Cuba que van imponiendo a marchas forzadas un capitalismo de los más bestiales del Continente americano, mientras fuerzan a los cubanos atrapados en su dependencia miserable a gritar «socialismo o muerte»; algo que sobrepasa cualquier clasificación de eso conocido como desvergüenza, pero que unos ilusionados en sus afanes mercantiles y los otros corriendo en un callejón con las salidas tapiadas por el régimen, aunque sean capaces de percibir su desgraciada realidad, están negados a asumir su cuota de responsabilidad en el cambio de modelo.

De los cubanos miserables e incapaces de comprar siquiera medicinas o productos de primera necesidad no hablaré hoy, esos creo que en la medida que apriete la soga si no es por patriotismo o por compromiso con sus hijos, por hambre y un natural sentido de conservación saldrán a protestar al final. De lo contrario, morirán de inanición como la historia de los judíos en campos de concentración alemanes. Hoy a raíz de la publicación del «Clasificador de las actividades económicas» quisiera poner el acento en ese cubano que conozco bien pues parafraseando al refrán «como los veo, me ví».

La vida de carencias en Cuba es un acto premeditado y consciente del PCC que desde la máxima de «todo es de todos», se apropió de la riqueza cubana para construir un país improductivo cuyos recursos alcanzasen lo justo para luego de haber llenado sus arcas particulares, mantener a los cubanos corriendo de aquí para allá. No es algo novedoso, ya les había advertido el soplagaitas Marx a sus adeptos que con la barriga llena hay tiempo para pensar, así que obedientes en todo lo que fuese afianzarse en la poltrona pusieron todo el empeño en empobrecer Cuba a los niveles a los que hoy hemos llegado de la mano de banda criminal que sin oposición política ni división de poderes, ha estado administrando lo público en Cuba desde hace 62 años.

Desde el momento que se cayó el mito comunista y nos quedamos con el culo al aire por parásitos, aquellos abrieron a trompicones la actividad productiva con decretos que se han dicho y desdicho en los últimos 30 años en relación con su concepto empresarial, para dar la posibilidad de emprender a los cubanos. Aquí vale decir que los extranjeros tienen una Ley, -la 118/2014-, que han hecho a su medida para agasajarlos y donde no hay restricciones a la actividad empresarial. Ah pero, «espérate mijito que esto es una onda distinta, una ensalada sin aguacate no tiene sabor cubano» cantaban «Los latinos» allá por el 70 del siglo pasado. Y es que en ese país de apartheid empresarial entre muchas otras segmentaciones, de cara a la actividad empresarial una cosa es ser extranjero y otra cubano. Los comunistas lo tienen claro: los primeros son empresarios, los segundos… cuentapropistas.

A los primeros todo, desde el turismo sexual que por décadas han promovido fuera denigrando la imagen de la mujer cubana, hasta la fabricación de cualquier cosa, la explotación de recursos naturales y/o degradación del medio ambiente. Hasta establecer zonas francas donde los inversionistas pueden hacer lo que les plazca mientras paguen a esta mafia descarada unas regalías, que cobran al estilo de cualquier mafioso siciliano.

Ah, pero… y los segundos? Qué pasa con esos cubanos desesperados de dentro o los infames de fuera que quieren sacar tajada de unas condiciones mercantiles únicas en cuanto al «riesgo inversor», y a quienes entiendo pero no secundo?

Pues que como son «cubanos» nacidos en esa isla, tienen lo que siempre tuvimos desde la llegada de estos zarrapastrosos al poder: restricciones. Porque si algo determinará la historia de Cuba un día, es que la mafia de los castro ha existido y actuado desde un principio básico: su odio contra el pueblo cubano. Es así como hoy «motivados» a dejarles espacio para quienes aspiren a vivir con decencia a través del emprendimiento, hoy les traen su «Clasificador».

Lo resumiré para ahorrarles tiempo y molestias. Los «cuentapropistas» no podrán: fabricar, publicar, actuar, extraer, suministrar, transportar, almacenar, asegurar, emplear, curar, enseñar, entretener, asociar, enterrar. Hace falta seguir?

Cuando terminé de leer el mamotreto e imaginé a esos pobres e ilusos cubanos sintiéndose empresarios en la Cuba de la mafia castrista, me invadió un pesar por no poder advertirles que sus esfuerzos serán baldíos mientras no se determinen en la empresa de todos que aún espera: la exterminación del sistema que los desgobierna. Porque si no, seguirán en un circulo vicioso donde quienes desde la manipulación, la coacción y la dependencia han modelado una Cuba para servir a los intereses de un politburó, solo van a ofrecerles su particular y aberrante «ley del embudo».

Ahí lo tienes y si quieren se lo cuento otra vez… cuentacuentistas.

Cóooooortenle la cabezaaaa!

Cuando hace un par de años Don Pedro el melifluo dijo en Cataluña en medio de la campaña electoral que por ninguno de los jamáses él podría hacer gobierno con Pablo el bolchevique, los españoles que en él pusieron la confianza no se imaginaban la capacidad para desdecirse que tendría este camaján impropio de un país europeo, y que cada vez que por despiste permito que la tele izquierdosa que pulula en esta España de acomplejados y masoquistas me haga escucharle por un momento, me evoque a un gobernadorzuelo de chicha y nabo de esos que abundan por países africanos o latinoamericanos que con sus andares tienen a esos pueblos en una letrina en términos democráticos.

Del otro mugroso ni hablar. Ese solo engañó a los que de cualquier manera están condicionados a que se les engañe porque cuando usted tiene dos neuronas y una está comiendo y la otra defecando, no hay quien lo salve de estos cantamañanas que prometen el maná para todos y luego cuando los pones a administrar cuelgan el cartelito: «Hoy no hay, mañana sí!»

Y así hemos llegado en 2 años de esperpéntica gobernación a ojos de Bruselas a nuestro hoy. No importa si Pedro dice esto o lo otro que ya sí se sabe lo que da este Fouché posmoderno. Ni lo que diga el zarrapastroso de la tercera dice-presidencia que es realmente a lo único que se dedica, mientras va abochornándonos como país doquiera que sea la cloaca en la que se mueva. Aquí lo que está pasando es que llega el tiempo de despertar del sueño en el que Simón y compañía nos han inducido por orden de estos degenerados, y la pinta no es buena.

Hosteleros arruinados mientras las grandes superficies han hecho el Agosto, sin que siquiera los costaleros hayan podido sacar sus pasos por las calles desiertas y las Fallas se hayan quemado en la trastienda porque un ejército de inútiles comandando un país con diecisiete mandos y un solo receptor no han sabido siquiera sacarlo a la pista de salida, pues ni tienen la intención de ponerse de acuerdo, ni la gasolina que pone en el tanque el patrocinador desde Moncloa nos llega para completar la primera vuelta.

Porque sí, aparte de la mediocridad de esta dupla socio-comunista y sus continuas y reiterada predisposición a decir digo a la vez que diego, tenemos un problema mayor y es que estamos arruinados y si no nos hemos precipitado aún es porque estamos sostenidos por dinero europeo, de ahí la lentitud en el programa de vacunación que la pura verdad es que la cucaracha no tiene con qué sentarse, y tenemos el «culo» prestado.

Pasará como pasa todo lo demás. Serán desde la capacidad de resistencia de este pueblo industrioso y emprendedor solo un mal recuerdo que al evocarse dolerá de saber que estarán desde sus privilegios de ex gobernantes, recostados en sendos y mullidos cojines de euros conseguidos no por sus méritos sino por nuestra indecente predisposición para aceptarlos; y sí, nos hervirán las pelotas de darnos cuenta que aquellos que un día con inocencia pensamos mirando a ZP e ilusamente creímos de que por la izquierda no nos vendría jamás otro ejemplar tan defectuoso y reconocer en este esperpento socio-comunista uno peor y lo que es peor, que sabrá Dios cuál será y hasta dónde llegará el siguiente.

Urge en esta España nuestra una Ley como tantas que juzgue por prevaricación o traición a aquel que prometa una cosa y haga la contraria porque visto lo visto hasta hoy y acongojados de saber que nos falta aún la mitad, no creo que aguantemos sin reventar.

Y si nuestra malquerida democracia no puede con ellos: córtenles las cabezas!